Biosalud dispone de test de autodiagnóstico de antítgenos.
Si eres un distribuidor o una farmacia y estás interesado en tener más información, puedes contactar con Biosalud en info@biosaludglobal.es
Teléfonos: 661 93 76 60, 617 36 82 18, 722 307 856
La vacuna de la Covid-19 nos ha devuelto la esperanza de poder vencer de forma eficaz a este virus. Pero, ¿una vez vacunados volveremos a la situación previa a la pandemia o estaremos ante la nueva normalidad de la que tanto nos han hablado?
En los últimos días de 2020 empezaron a administrarse las primeras vacunas. Tras un inicio realmente lento, el ritmo de vacunación ha alcanzado unos niveles que permiten pensar en que más de la mitad de la población española estará vacunada para el verano y el 70% para septiembre.
No entraremos en polémicas sobre unas vacunas u otras. Lo que está claro es que la vacuna funciona. Que el riesgo que supone es mínimo y, sobre todo, que nos previene del riesgo realmente grave que supone sufrir la enfermedad con sus importantes secuelas.
La prueba de que la vacuna funciona es que estamos en la mejor situación desde el principio de la pandemia, como muestran los datos del Ministerio de Sanidad, habiéndose relajado en los últimos meses algunas medidas y, sobre todo, en las últimas semanas tras el levantamiento del estado de alarma.
La mayoría de vacunas que se están utilizando son de doble dosis, es decir, una primera que nos proporciona un nivel de inmunidad en torno al 70%, y una segunda que lo aumenta por encima del 90%. Pero hay que tener en cuenta que:
Con todo esto, está claro que es necesario mantener ciertas medidas, como son la mascarilla, la distancia de seguridad y la higiene de manos durante un tiempo.
La Covid-19 nos ha enseñado que no sabemos nada sobre nuevas enfermedades. Una de esas cosas que no saben con seguridad los científicos es el porcentaje de personas vacunadas que es necesario para asegurar la inmunidad de grupo. Algunos estudios muestran que posiblemente se consiga con el 60%, aunque está por determinar, y muchos hablan del 70% como nivel aceptable para conseguirla.
Otro aspecto realmente importante es que no solo los países del primer mundo han de alcanzar la inmunidad de grupo para dar por vencida la pandemia. En el segundo y tercer mundo es necesario que avance la vacunación como lo está haciendo aquí.
Por tanto, que hayamos alcanzado el 70% de vacunados en España no supone que la pandemia haya acabado. Estaremos ligados a la evolución en el resto del mundo y a la aparición de nuevas variantes del virus.
Posiblemente el coronavirus pase a ser una enfermedad más, como la gripe, para la que tengamos que vacunarnos regularmente y aplicar ciertas medidas en momentos determinados.
La vacunación masiva es la clave para superar esta pandemia y, sin duda, las medidas se relajarán poco a poco, pero no hemos de olvidar que se tardará mucho tiempo en que el virus esté controlado en todo el mundo. Esto nos va a obligar a ser prudentes y continuar con ciertas protecciones, que siempre son por nuestra seguridad.
Confía en Biosalud para disponer de los mejores productos que te dan esa protección que necesitas. Si quieres estar al día, síguenos a través de Instagram y Facebook.
La cepa británica de la Covid-19 ya es predominante en España y los expertos temen que sea la causa de la cuarta ola.
La Covid-19 o SARS-CoV-2, como ya sabes a estas alturas, está causada por un coronavirus, un tipo de virus que se caracteriza porque al observarlo en el microscopio muestra una especie de corona a su alrededor.
La mayoría de virus tienen la capacidad de mutar, es decir, a partir de la cepa original aparecen otras similares pero con pequeñas variaciones. Estas mutaciones pueden influir en muchos aspectos, tales como su velocidad de transmisión, la letalidad de la enfermedad, incluso, aumentar su resistencia ante posibles vacunas.
Las autoridades sanitarias españolas están considerando como variantes de interés hasta 7 cepas diferentes, entre las que se encuentra la cepa británica de este virus, la B.1.1.7. Tal como su nombre indica, esta cepa se identificó en Gran Bretaña y, desde allí se ha extendido hasta llegar a nosotros.
El 14 de diciembre de 2020 se confirmó en España el primer caso de Covid-19 causado por la cepa británica y en poco tiempo las autoridades sanitarias ya advirtieron que esta llegaría a ser la cepa predominante en nuestro país en poco tiempo. Tres meses después del primer caso, ya se pudo confirmar que esa predicción se había cumplido.
En un principio, esta variante apareció de forma principal en las comunidades autónomas con más tráfico de pasajeros procedentes del Reino Unido, pero después, se ha generalizado por el resto de comunidades.
Desde que se identificó, los científicos advirtieron que la cepa británica era más transmisible que la cepa estándar. Al principio también se temió que pudiese ser más mortal y no estaba claro si las vacunas que ya se estaban poniendo a la población seguirían siendo eficaces.
Desgraciadamente se ha confirmado que la cepa británica es un 67% más letal que las variantes precedentes, según el estudio publicado en la plataforma medrxiv.org.
No obstante, y como buena noticia, investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Negev (Israel) han confirmado que la vacuna de Pfizer contra el coronavirus es moderadamente menos eficaz contra la variante sudafricana, pero sigue neutralizando la variante británica y la cepa original. No obstante, parece que será inevitable continuar introduciendo modificaciones en las vacunas para que consigan la inmunidad ante las variantes principales del coronavirus.
Ahora existe la duda de si la mayor transmisibilidad de la cepa británica hará que el final de la tercera ola se alargue o incluso llegue a unirse al principio de la cuarta.
Después de más un año de lucha contra el coronavirus, tenemos que seguir luchando contra él con la misma fuerza que al principio. Se ha aprendido mucho y eso nos hace conscientes que no podemos bajar la guardia y menos aún cuando cepas más agresivas, como es la británica, es ahora la que más casos está produciendo en toda Europa.
En Biosalud seguimos trabajando para proporcionarte los mejores productos pensando siempre en tu seguridad. Si quieres estar al día, síguenos a través de Instagram y Facebook.
Para la Organización Mundial de la Salud, el uso de mascarillas para los menores de 5 años no sería necesario, y en el caso de la franja de edad que va de los 6 a los 11 años de edad sólo sería aconsejable su uso dependiendo del nivel de riesgo que corrieran.
Esto va unido a la recomendación de que un adulto supervise el uso adecuado de la misma por los menores, en el caso en que exista riesgo de contagio, como es en los colegios o cercanía de personas ancianas, entre otros.
A las condiciones arriba descritas se suma el apunte que hacen sobre la necesidad de usar mascarilla que va implícita en los menores inmunodeprimidos, pacientes con fribrosis quística o de cáncer, entre otras.
Enlace a la guía de uso de las mascarillas de la OMS:
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks
La OMS ha actualizado su guía de uso de mascarillas ( https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks ) y entre los consejos para su uso durante la actividad física aconseja que estas no deberían ser usadas mientras se hace ejercicio intenso, pues coartan el flujo de la respiración y podría ser peligroso para los deportistas.
Por eso aconseja que se respeten las medidas de seguridad interpersonal, así como asegurarse la correcta ventilación del espacio donde se esté realizando el ejercicio.
Por otro lado la OMS hace especial hincapié en que se mantengan limpias y esterilizadas las zonas de uso común y contacto intensivo, esto último indicado especialmente para los gimnasios e instalaciones deportivas cerradas.
Para que la vacuna sea efectiva se requiere de dos dosis, entre las que ha de pasar un mes. Además, para que la vacuna haga su efecto se estima que debe pasar unos 15 días, que es el tiempo que necesita el antígeno para provocar una respuesta inmune que active la capacidad de nuestro organismo de producir anticuerpos para combatirlo.
Tras dicho periodo hay que tener en consideración que se aconseja dejar pasar unos días para cercionarse de que la vacuna ha hecho su efectividad, pues se estima que las vacunas en general tienen un índice de fallo del 5%.
Por lo tanto hay que tomar la precaución de seguir llevando a cabo medidas de protección personal y de aislamiento social.
Además, conforme han comentado algunos expertos, existe un factor psicológico negativo, que se produciría si una parte de la población comenzase a dejar de usar mascarilla, que empujaría a muchos a dejar de hacerlo por comodidad, cuando en realidad no estarían vacunados.
Por todo lo anterior, y en espera que esta pesadilla acabe lo antes posible, en Biosalud recomendamos calma y seguir las indicaciones dadas por nuestras autoridades sanitarias.
Cuando llevamos unas horas usando la misma mascarilla es posible que hayamos notado que huelen mal. Y esto tiene su explicación. Bien puede ser porque padecemos de halitosis, que tiene su origen en la lengua o en las encías y que un tercio de los adultos la padecen o han padecido al menos una vez durante su vida. Por eso si este olor es fuerte y persiste, debemos asistir a nuestro médico de cabecera o estomatólogo para que nos de el tratamiento adecuado.
Ahora bien, existen otras causas más comunes que explican el mal olor que nos provoca el uso de las mascarillas y que, además, percibimos con mayor intensidad, pues tenemos la nariz dentro de las mismas, lo que acrecienta dicha sensación. La explicación vene dada por los microorganismos que salen con nuestra saliva y se quedan pegados en la superficie interior de la mascarilla, y al secarse es cuando se descomponen dando lugar a este olor desagradable.
Para evitarlo se aconseja airear la mascarilla al menos una hora entre usos y, sobre todo, seguir las indicaciones de durabilidad de uso que vienen indicadas en el packaging. Además, claro está, el de mantener una higiene bucal adecuada.
Llegan unas fechas muy especiales y este año, debido al aislamiento social que hemos tenido que llevar a cabo, lo son todavía aún más. Por eso es importante que disfrutemos cada uno de los instantes que pasemos juntos con nuestros familiares y allegados.
Ahora bien, dado que la situación de la pandemia está en una situación tan delicada y con una tercera ola amenazando con expandirse durante las primeras semanas del año próximo, conviene tomar las medidas de precaución que se recomiendan desde diversos medios de comunicación y que consisten básicamente en:
– Separar las mesas por grupos de convivientes.
– Ventilar el habitáculo en la medida y con la frecuencia que sea posible.
– Evitar el contacto directo y compartir el mayor número de objetos posible.
– Usar el gel de manos.
– Evitar cantar en grupo y usar las mascarillas para las conversaciones.
Ya lo advertimos hace tiempo, al comienzo de la pandemia, pero el uso de la mascarilla por sí sola no es suficiente para asegurarse la salvaguarda frente el contagio vírico del COVID-19. Hay que compaginarla con la limpieza y, sobre todo, con el distanciamiento interpersonal.
Precisamente, y relacionado con este último aspecto, la Universidad Nacional de Nuevo México ha realizado unas pruebas en las que se compara la filtración de cinco tipos de mascarilla en el caso de tos o estornudo realizado a 1,8 metros.
Así, los resultados fueron que con la mascarilla de tela se filtraron el 3,6% de las gotas. En el otro extremo de la comparativa, fue la mascarilla FFP2 la que detuvo el 100% de las gotas.
Tenemos que tener en cuenta que en un estornudo hay 200 millones de pequeñas partículas víricas, dependiendo del nivel de infección de la persona, evidentemente. Lo que nos ayuda a hacernos una idea de lo importante que es el mantener la distancia de seguridad interpersonal y limitar la estancia en lugares con gente en la medida que nos sea posible.
Como su propio nombre indica, las mascarillas médicas son utilizadas en el ámbito sanitario de forma habitual. El personal sanitario usa las quirúrgicas cuando no existe el peligro de contagio por aerosoles, en el quirófano; en cambio cuando están en contacto con un paciente afectado de covid-19 suelen usar las mascarillas de protección FFP2 o FFP1, estas últimas con una capacidad de protección superior.
La OMS ha aconsejado desde el principio de la pandemia que tanto enfermos afectados por el coronavirus como sus cuidadores, deben de utilizar mascarillas médicas.
Su uso no es necesario para las personas no infectadas, pues para estas sirve la utilización de mascarillas no-médicas y también las de tela, combinadas con las medidas de distanciamiento social e higiene que vienen repitiéndose desde el comienzo de la pandemia.
