Cuando llevamos unas horas usando la misma mascarilla es posible que hayamos notado que huelen mal. Y esto tiene su explicación. Bien puede ser porque padecemos de halitosis, que tiene su origen en la lengua o en las encías y que un tercio de los adultos la padecen o han padecido al menos una vez durante su vida. Por eso si este olor es fuerte y persiste, debemos asistir a nuestro médico de cabecera o estomatólogo para que nos de el tratamiento adecuado.
Ahora bien, existen otras causas más comunes que explican el mal olor que nos provoca el uso de las mascarillas y que, además, percibimos con mayor intensidad, pues tenemos la nariz dentro de las mismas, lo que acrecienta dicha sensación. La explicación vene dada por los microorganismos que salen con nuestra saliva y se quedan pegados en la superficie interior de la mascarilla, y al secarse es cuando se descomponen dando lugar a este olor desagradable.
Para evitarlo se aconseja airear la mascarilla al menos una hora entre usos y, sobre todo, seguir las indicaciones de durabilidad de uso que vienen indicadas en el packaging. Además, claro está, el de mantener una higiene bucal adecuada.