Si algo define a la comunicación entre personas usando mascarillas, es inexpresividad. El hecho de llevar la boca cubierta nos impide trasnmitir información esencial gestual con la boca: sonrisas, cierres de labios, etcétera, que tanta información da a nuestros interlocutores a la hora de comunicarnos. Esto es algo que los linguistas siempre han definido como comunicación no-verbal.
Quedan sólo los ojos y las cejas como vehículos de comunicación gestual facial, lo que, realmente limita bastante el abanico emocional a transmitir.
Ya hay incluso quienes están percibiendo como consecuencia de lo anterior una tendencia a relajar el hecho comunicacional, y hasta aseguran que ha llegado a empobrecer el vocabulario, limitándolo a lo esencial.
Sin llegar a ser radicales, lo cierto es que al usar mascarillas nos perdemos una buena parte de los gestos de quienes tenemos delante ( o incluso viendo en una pantalla ), lo que empobrece los matices del mensaje que nos están haciendo llegar.