Mascarillas

Probablemente todos los habéis visto alguna vez, o no. El caso es que consideramos oportuno recordaros alguno de los trucos que los usuarios de mascarillas, tanto profesionales como particulares, han estado compartiendo estas semanas atrás para ayudar a que los que usan gafas no las tengan empañadas todo el tiempo.
El truco que parece haber triunfado por popularidad y practicidad es el de poner jabón sobre los cristales. Puede ser jabón en pastilla o líquido. Esto crea una película que evita que se le adhieran las microgotas de humedad que crean el vaho al usar mascarilla.
Pero hay otros que nos han llamado al atención. Uno es el de colocar una cinta adhesiva en la parte superior de la mascarilla para forzar al aire a salir por los lados. Y también, esta última ya la publicamos en el blog de Biosalud hace semanas, la de cruzar las tiras de la mascarilla en X, lo que produce una pequeña apertura lateral que favorece el tránsito del aire, evitando que salga por la parte superior.

Se han hecho públicas las conclusiones en la revista científica The Lancet de un estudio en el que se mide la eficacia para prevenir el contagio de distintas medidas de protección personal, que van desde el uso de mascarillas, hasta mantener la distancia interpersonal, y el uso de pantallas protectoras, entre otros.
Así, por ejemplo, se estima que las posibilidades de contagiarse si no mantenemos la distancia de seguridad interpersonal de menos de un metro son del 12,8 %, en cambio, si nos mantenemos alejados de los demás un metro al menos, las posibilidades de contagiarse bajan hasta el 2,6 %.
En cuanto al uso de mascarillas, la diferencia entre usarlas y no hacerlo hacen que las opciones de contagio pasen del 17,4 al 3,1 por ciento.

Fuente: https://www.thelancet.com/

Llega el otoño y en la mitad del globo comienza una etapa de lluvias. Y el uso obligado de mascarillas para andar por las calles de muchos países hace necesario saber que la humedad disminuye considerablemente su efectividad y, es más, acelera el crecimiento de microorganismos, por lo que las puede convertir en vehículos de transmisión potencialmente peligrosos.
La vida útil aconsejada de 4 horas de uso, en el caso de las mascarillas quirúrgicas desechables quedaría anulada en el caso de humedecerse por el agua de la lluvia y conviene secarla antes de volverla a usar. Por eso es aconsejable siempre llevar de más de una mascarilla de repuesto por si se moja, se ensucia o se daña la que estamos usando.
Ahora bien, conviene aclarar que la humedad procedente de nuestro organismo, hablamos de saliva, sudor, etc, es tiene mucho más riesgo de ser contaminante que el agua de lluvia, no obstante, conviene tomar las precauciones indicadas más arriba en el caso de mojarse con el agua de la lluvia.

Esta es sin duda una mala noticia para todos los deportistas. Y es que, según advierten los distintos colegios oficiales y sociedades médicas deportivas de cada vez más países del mundo, se evidencia la necesidad de usar mascarilla cuando se practica deporte en recintos deportivos cerrados. Y, atención, porque no se refiere sólo a la práctica deportiva donde haya contacto físico con otras personas, sino a la práctica deportiva individual. Y ahora les expondremos los argumentos.
Debido al incremento de ventilación pulmonar que tiene lugar cuando practicamos deporte, nuestros organismos se convierten en auténticas esponjas de patógenos. Por lo tanto, si en gimnasio se encuentra algún portador, su capacidad de transmitir el virus se aumenta debido a su aumento de ventilación pulmonar, lo que, además, provoca que los demás deportistas sanos, ventilando con mucha mayor intensidad, por su parte, tengan más opciones de contaminarse con el covid-19.
Por ello, aún a pesar de que no existan estudios concluyentes al respecto, todo parece indicar que debería usarse mascarilla para realizar deporte en recintos cerrados con el fin de detener la curva de infectados en esta segunda ola del coronavirus.