Con el uso extendido de la mascarilla que está teniendo lugar a nivel mundial, muchos hemos descubierto que existen distintas tallas de mascarillas, así como distintos tamaños de cabeza. Si tenemos la cabeza grande y tenemos la mala suerte de dar con una mascarilla de tamaño pequeño o medio, en la parte de atrás de nuestras orejas acaba con el uso por formarse rozaduras en la piel que son, cuando menos, molestas.
Aunque también puede darse el caso contrario, y es cuando las cabezas anatómicamente pequeñas se encuentran con una mascarilla excesivamente grande.
Para ambas situaciones la industria ha ideado soluciones, que son los extensores.
Los extensores son pequeñas piezas de plástico, en ocasiones rígidas con graduación de distancias, y en otras ocasiones flexibles, que permiten que las mascarillas dejen de engancharse a las orejas para hacerlo en la parte de atrás de la cabeza, con lo que se acaba con la molestia que hemos nombrado más arriba.
Es fácil encontrarlos online, así como en los comercios generalistas a pie de calle.
En Biosalud, en nuestros paquetes de mascarillas desechables, regalamos uno de estos extensores para facilitar su uso a nuestros clientes que así lo deseén.
También puede ocurrir que haya mascarillas que no tengan el cable de agarre al tabique nasal o que, de tenerlo, su fuerza no es la suficiente como para asirse adecuadamente. Provocando, no sólo incomodidad, sino un evidente peligro de contaminación, dados los espacios que quedan alrededor de la mascarilla. Con la intención de evitar esto hemos descubierto curiosos inventos como el que mostramos en la foto principal ( de color negro ) que intentan paliar este defecto y hacernos el uso de mascarillas más llevadero.