Aunque a simple vista no se aprecie, una mascarilla desechable que ya ha sido usada, porta un sinfín de bacterias procedentes de nuestras cavidades bucales y nasales, como de la misma piel y vello de nuestro rostro que roza al ser utilizada.
Estas bacterias acumuladas por varios usos en una mascarilla que no está fabricada para tal fin, pueden llegar a penetrar en la parte baja de nuestros pulmones y acabar provocando una neumonía. Esto también puede afectar a otros pacientes que sufran fibrosis quística y que, consecuentemente, tengan mayor propensión y riesgo de sufrir una infección bacteriana.
Es conocido por los virólogos que el estafilococo es una de estas bacterias que permanecen en nuestra piel y que pueden llegar a causar una de estas infecciones que hemos nombrado más arriba. Y su peligrosidad es alta, debido a que los estafilococos son resistentes a los antibióticos.
Por eso se aconseja reutilizar las mascarillas en caso de que sean desechables o de un sólo uso, ya que los riesgos pueden ser muy costosos para nuestra salud.