Sabemos que no es algo cómodo y que prefiriríamos no tener que usarla, pero las circunstancias que se están dando nos obligan a tener que usar mascarilla para protegernos y proteger a los demás de ser infectados por el covid-19.
Decimos esto porque entre los numerosos bulos que están circulando alrededor del uso de las mascarillas, en esta ocasión vamos a desmentir el que se refiere al perfjuicio que conlleva respecto a la salud bucal de quiénes la usan.
El principal argumento que esgrimen está relacionado con el hecho de que algunos usuarios de mascarillas notan su mal aliento mientras la llevan puesta. Lo justifican explicando que esto está motivado por la falta de oxígeno, que produce una situación de disbiosis, lo que haría proliferan algunas de las bacterias bucales más peligrosas, de ahí el olor. Pero numerosos colegios oficiales de oftalmología han desmentido este punto, aconsejando a la población que sigan usando mascarillas y explicando que el mal olor realmente se debe a otros motivos y a buen seguro ya exsitía anteriormente, pero que ha sido con el uso de la mascarilla como mucha gente lo ha descubierto.
Así mismo han indicado que si el olor es muy fuerte, lo más aconsejable sería que acudieran a su médico especialista ante la posible existencia de problemas que, a buen seguro, nada tengan que ver con el uso de mascarillas.
Finalmente se recuerda la importancia de una buena salud y cuidado dental, así como de seguir las indicaciones en cuanto a tiempo máximo de uso según el tipo de mascarilla, pues la acumulación de saliva y bacterias sí podría perjudicar nuestra piel si no se respetan estos límites de uso.