La mayoría de nosotros hemos visto el gráfico en el que se explica la disposición de clientes en un restaurante de Guangzhou, China, y cómo dos personas infectadas por el covid-19 transmitieron el coronavirus a otras personas que había en el mismo habitáculo; pero no a todas, sino exactamente a aquellas que estaban sentadas en las posiciones que coincidían con las corrientes internas que el aire acondicionado creaba en la sala.
La posición de la OMS, como viene siendo habitual con todo lo relacionado con la actual pandemia que viene sufriendo el mundo durante las últimas semanas, no termina de ser clara y se limita a aconsejar que se tomen precauciones. Pero cualquiera puede llegar a la conclusión de que las gotículas de una persona infectada pueden razonablemente encontrar en las corrientes del aire acondicionado un perfecto aliado para desplazarse a la búsqueda de nuevos organismos a los que contaminar.
Por eso no está de más tomar una serie de medidas: Optar por la ventilación directa frente al aire acondicionado siempre que nos sea posible en lugares con afluencia de gente, mantener los aparatos de aire acondicionado limpios ( conductos y filtros ), en el coche o en vehículos públicos optar por los modos de refrigeración que renuevan el aire del exterior y que no se retroalimentan, pues esto último provocaría mayores opciones de contaminación.